Por: Raúl Badillo Montaño
Aunque todos reconocen la utilidad de las plantas modificadas genéticamente, no todos consideran que sea la solución para los problemas de alimentación. Una de las razones principales es que pocas modificaciones se dirigen a incrementar la producción del cultivo. Si bien su productividad y calidad es alta, hasta ahora parece no haber un empleo social de esta aplicación de los descubrimientos (o inventos) de la ciencia a la sociedad, mismos que podrían traer beneficios a muchas personas de países donde lo que más escasea es la comida.
De hecho, la producción global de alimentos no ha crecido a pesar de los cientos de miles de hectáreas de maíz o trigo transgénico cultivadas en EE UU, Argentina o Brasil. Según proyecciones internacionales, se estima un incremento de la población en los países menos favorecidos, por lo menos de 90 millones de nuevos habitantes por año, sin embargo, pocas especies vegetales propias de esos lugares no han sido objeto de modificación, a no ser que tengan interés para el primer mundo.
Esta situación injusta y los problemas creados por la presión demográfica, la pérdida de fertilidad de los suelos, etc., nunca podrán ser resueltos con los cultivos transgénicos, sino con decisiones colectivas del gobierno y la sociedad, donde ambos decidan de manera responsable y sustentable sobre el futuro.
Actualmente, la falta de alimentos y el crecimiento desmesurado de la población, no son tomadas en cuenta por los gobiernos y pareciera que lo único que importa es el beneficio económico que se obtiene de estos cultivos, aquí valdría la preguntarse qué es lo que las personas que se dedican a realizar estas actividades pretenden lograr y cuál es el grado de compromiso social de los gobiernos en el mundo.
Algunos investigadores, han argumentado que la modificación de algunas especies no es natural, es inmoral y es una violación de las leyes. Por lo que este argumento presume que los límites entre las especies son fijos y fáciles de delinear.
A pesar que el tema de la moralidad del cruce de las especies refleja los diferentes puntos de vista de la sociedad, al mismo tiempo, puede ser conceptualmente poco claro.
Hasta que nosotros como sociedad o como una entidad global podamos estar de acuerdo sobre si losseresvivos merecen nuestro respeto y estatus moral y legal, podremos esperar un debate y discusión interdisciplinaria intensa, a medida que la ciencia continúe creando nuevas alternativas que nos lleven al progreso.
Referencias:
Linda MacDonald Glenn (2004)“Cuestiones Éticas de la Ingeniería Genética y la Transgénica” Disponible en: http://www.actionbioscience.org/esp/biotecnologia/glenn.html
José Olivares Pascual (2000) “los transgénicos no son todo” Disponible en: http://www.ugr.es/~eianez/Biotecnologia/olivares-2.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario